En proceso...


¿CUÁL ES EL SECRETO?

Persiguiendo el saber más cada día, desde hace años vengo escudriñando el alma humana. Me pregunto por qué hay tantos criterios diferentes, tantas creencias, tanta bondad o maldad entre nosotros los seres que somos de la misma especie.
Siempre pensé en el principio y el fin que todos tenemos en común,  así como en nuestras manifestaciones fisiológicas en común. Todos tenemos sed, hambre, gases, frío, calor, sexo, micción, etc.  todos hacemos las mismas cosas propias de nuestra naturaleza animal. ¿Cuál es la diferencia?

Sí, hay una gran diferencia, nuestra mente. Allí están registradas todas nuestras potencialidades. El poder: poder pensar, maquinar, construir, destruir, amar, odiar, el dominio o no dominio de nuestros sentimientos. De la mente parten la inteligencia, las capacidades, el intelecto; con la mente manejamos nuestro cuerpo, es un gran almacén donde encontramos todas las herramientas que podemos utilizar para lograr nuestros objetivos.

Entonces allí está el alma; no se ve, no se toca, pero es tan poderosa, tiene el mundo en sus manos. El cuerpo es una cobertura de carne absolutamente sometido al alma, pero eso no lo entendemos, no nos damos cuenta. Creemos que somos esto que se ve con ojos, nariz, boca; una figura humana con dos piernas, brazos, tronco y un bello o no bello rostro enmarcado entre cortos o largos cabellos, o parte de ellos.

Quien nos ve, parecemos tan inocentes. quien puede imaginar que siempre fuimos y somos los autores de nuestra propia destrucción. Somos los mayores depredadores de nosotros mismos, nos hemos combatido a través de los siglos, y no nos cansamos de combatirnos, de destruirnos hasta la saciedad.

Nos vemos tan bonitos, ¿quién pudiera pensar que somos capaces de construir naves espaciales, misiles, estaciones nucleares, satelitales, que ya estamos preparados para asumir el absoluto control de la humanidad. Que hemos avanzado tanto en la tecnología que podemos hasta leer los pensamientos con un rayo láser.

Me pregunto si esto es bueno o malo, pero lo que me asombra es que todo parte de un órgano que no conocemos que se llama mente, o alma, o que la involucra, o que ambas se tornan en una simbiosis inseparable.

Sí, en realidad creo que es eso, el alma y la mente se encuentran en una vida terrena llamada cuerpo. Separadas no sirven para nada, o capaz una de ellas desaparece. Cuando el cuerpo muere la mente muere y el alma se queda sola, quizás vagando por el Universo, sin poder hacer bien ni mal, porque necesita fundirse con una mente para poder accionar.
Entonces puede ser que exista la reencarnación, porque si el alma necesita una mente y ambas necesitan un cuerpo para funcionar, supongo que el alma andará en torno a las nuevas concepciones y embarazos para ganarse una nueva vida.

Son años que me he pasado leyendo y leyendo, ratoneando todas las bibliotecas de Internet que están a mi alcance. Me meto en las vidas, hago preguntas, me voy metiendo en las profundidades de los pensamientos, de las ideologías, filosofías, hasta de la mística y la conclusión es triste, más bien nefasta, porque el hombre está dominado por su egolatría.

Con qué esperanza podemos aguardar un supuesto Mesías que restaure… ¿qué? El hombre es incapaz de renunciar a sus ambiciones y placeres, a sus pasiones, hoy en día la corrupción es una telaraña que atrapa, de donde nadie quiere salir.

Valores, ya no hay valores, Dios es simplemente un concepto cada vez más lejano del hombre. Se ha perdido el respeto por la vida, las personas son como animales que copulan y matan al fruto de sus entrañas. Cada día es más popular el aborto, la distorsión moral, ya las Leyes de Dios perdieron vigencia.

Sin embargo todos conocen el secreto, todos hablan de él. Supuestos grandes maestros, sacerdotes, cabalistas, políticos y gobernantes, muchos de ellos corruptos, engañadores mentirosos, pero saben, sí que lo saben. El gran secreto es el amor… Así de simple. La generosidad, el desapego, la misericordia, dar. Darse sin esperar nada a cambio, tener paciencia, ser prudente, perdonar, no robar, no envidiar. No se necesita ser un gran religioso, ni un místico para practicar estas cosas. Sinceramente creo que si fuéramos capaces de amar así, muchas cosas se solucionarían en el mundo.

Pero no, el hombre no quiere aunque es perfectamente consciente de que él mismo hace la guerra. Vive deslumbrado por sus riquezas, el poder, la influencia mediática, las redes sociales, los celulares, los negocios, la droga, no le hace falta el calor humano.
El hombre quiere matar, tiene sed de sangre, de destrucción, quiere ser Dios. Pero no todos, aún existen mentes sanas con almas puras, personas que no se han contaminado. Aún hay una luz de esperanza, en medio del descontrol de tanta maldad.

Seguiremos estudiando, investigando, sondeando en el campo de la espiritualidad, para ir descubriendo los verdaderos caminos que nos lleven a una legítima depuración del alma, no creo en el sufrimiento para llegar a Dios.

Julio 7 de 2020


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