En esta
página comparto mis lecturas preferidas: Notas, artículos, comentarios que me
agradan y porqué no... algunos chistes... me encanta matizar la vida con un
poco de humor. La sonrisa fácil nos refresca el alma; es como un recreo,
una expansión para el espíritu tan aprisionado, entre endechas, noticias,
formas literarias, y un mundo apresurado que avanza inexorablemente. Las
enfermedades, la ciencia, la guerra, la tecnología, la
destrucción, invaden nuestras pantallas; los juegos, los celulares, los estudios,
el trabajo, la dinámica cotidiana, nos han quitado alegría, a veces no tenemos
tiempo ni para sonreír... Frenemos un
poco… y después sigamos con nuestras rutinas; hay tantas
curiosidades sanas en este mundo…
Comenzó la
música, y un borracho que estaba sentado vio a una señora de negro que estaba
sentada al frente suyo.
Tambaleante
se aproximó y le dijo:
- ¡Hic!. . .
. Hola mi negra ¿me da el placer de este baile?
- ¡No!
- ¡Hic!. . .
¿Y por qué no?
- La negra
contestó: Sencillamente no por cuatro motivos:
Primero,
porque usted está borracho.
Segundo,
porque esto es un velorio.
Tercero,
porque el Ave María no se baila
Y cuarto,
porque 'mi negra' será tu madre, ¡YO SOY
EL CURA!
* * * * *
Para los que
critican al gerundio y quieren hacerlo desaparecer. Dicen que para evitar el
abuso… Y bien sí, pero no lo vamos a matar por eso, solo hay que brindarle su
lugar.
¡Bravo! ¡Me
encanta, Elsa! Aquí tenemos un lugar…
Llegó
cantando su canción más fuerte,
Iba ardiendo en
la luz como una tea,
Floreciendo
en sus cálices más hondos
apagando a la
aurora con su hoguera
coronando las
testas más insignes
bendiciendo
las fuentes sempiternas
levantando
montañas con su impulso
ondulando en
la voz de las mareas.
De su espada
de luz blandiendo el lance
de su pluma de tul tiñendo el sueño.
Y vinieron
algunos a decirle
que callara
su voz
que ya era
viejo ...
El gerundio
quedó palideciendo
callado casi
sin su
antigua fuerza.
Por eso estoy
gestando por sus voces
este poema
aromando a
brisas.
Ardiendo
ideas
recordando
penas
homenajeando
sus resabios dulces
con mi
pequeño divagar poeta.
Elsa Baroni de Barreneche
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